Al celebrar el sábado por la noche la Vigilia de Pentecostés en la Plaza de San Pedro relató cómo halló la certeza de que Dios los llamaba a la vida sacerdotal.
El Papa Francisco explicó que un día "Antes de ir a la fiesta pasé por la parroquia a la que asistía, y encontré a un sacerdote al que no conocía y sentí la necesidad de confesarme, y esta fue para mí una experiencia de encuentro, he encontrado alguien que me esperaba".
"No sé qué pasó, no me acuerdo, no sé por qué ese sacerdote estaba allí o porque he sentido esta necesidad de confesarme, pero la verdad es que alguien me esperaba, me estaba esperando desde hacía tiempo y después de la confesión sentí que algo había cambiado. Yo no era el mismo, había sentido una voz, una llamada. Me convencí que debía convertirme en sacerdote, y esta experiencia en la fe es importante".
"Nosotros decimos que debemos buscar a Dios, ir a Él a pedirle perdón, pero cuando vamos, Él ya nos espera, está ahí antes", añadió.
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