El Papa ha destacado que el celibato sacerdotal y la virginidad consagrada son "signo luminoso" de la caridad pastoral y de "un corazón indiviso" porque el amor por Jesús que vale para todos los cristianos, "adquiere un significado singular para el sacerdote célibe y para quien ha respondido a la vocación de la vida consagrada" ya que "sólo y siempre en Cristo se encuentra la fuente y el modelo para repetir cotidianamente el "si" a la voluntad de Dios".
El Papa ha calificado al sacerdocio como "un don precioso" y ha invitado a los seminaristas "que se preparan a recibirlo" a aprender a "disfrutar desde este momento a vivir con compromiso el tiempo precioso del seminario".
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